Conjunto residencial Moliere 21-33
Bucarest, Rumanía
La construcción de dos edificios residenciales dentro de recintos cercanos entre sí que, por geometría y dimensiones, requieren que estén dispuestos perimetralmente en las cuatro orientaciones, plantea el problema de la confrontación entre apartamentos en las dos fachadas.
Para resolver este problema y liberar la vista en la medida de lo posible desde todos los apartamentos, se ha decidido rotar 45o la distribución en ambos edificios para que los espacios de las habitaciones se abran diagonalmente, evitando la confrontación y, además, mejorando la orientación en la mayoría de los casos. Esta organización geométrica también logra un gran atractivo volumétrico mediante la configuración de fachadas de dientes de sierra, que se enriquecen visualmente con la creación de terrazas triangulares que recuperan la alineación de la parcela maximizando su tamaño.
Formalmente, las fachadas se articulan como la superposición e intersección de planos en los que el perfil horizontal de las terrazas diagonales ordena y refuerza la geometría del conjunto.
Los materiales elegidos responden tanto a la función del elemento como a su geometría. Así, los volúmenes que cierran el espacio interior combinan paneles de vidrio con revestimientos prefabricados de hormigón y listón cerámico, los elementos lineales se resuelven con perfiles de acero y volúmenes específicos como jardineras se constituyen como formas escultóricas de piedra blanca.
Para resolver este problema y liberar la vista en la medida de lo posible desde todos los apartamentos, se ha decidido rotar 45o la distribución en ambos edificios para que los espacios de las habitaciones se abran diagonalmente, evitando la confrontación y, además, mejorando la orientación en la mayoría de los casos. Esta organización geométrica también logra un gran atractivo volumétrico mediante la configuración de fachadas de dientes de sierra, que se enriquecen visualmente con la creación de terrazas triangulares que recuperan la alineación de la parcela maximizando su tamaño.
Formalmente, las fachadas se articulan como la superposición e intersección de planos en los que el perfil horizontal de las terrazas diagonales ordena y refuerza la geometría del conjunto.
Los materiales elegidos responden tanto a la función del elemento como a su geometría. Así, los volúmenes que cierran el espacio interior combinan paneles de vidrio con revestimientos prefabricados de hormigón y listón cerámico, los elementos lineales se resuelven con perfiles de acero y volúmenes específicos como jardineras se constituyen como formas escultóricas de piedra blanca.
Vivienda colectiva
Calle Moliere 21-33, Bucarest, Rumanía
O
24.107 m2
Arquitectos: Alejandro Bueso-Inchausti, Pablo Rein y Edgar Bueso-Inchausti.
Equipo de arquitectura: Fabricio Cordido, Gonzalo Nieto, Vanesa Poncio, María Zuazo, Antonio García (arquitectos) y Carmen Jorge (delineante-proyectista).
2019